El sistema óseo está formado por un
conjunto de estructuras sólidas compuestas
básicamente por tejido óseo, que se denominan
huesos.
Un esqueleto interno consiste en estructuras
rígidas o semirrígidas dentro del cuerpo, que se
mueven gracias al sistema muscular. Si tales estructuras
están mineralizadas u osificadas, como en los humanos y
otros mamíferos, se les llama huesos. Otro
componente del sistema esquelético son los
cartílagos, que complementan su estructura. En
los seres humanos, por ejemplo, la nariz y orejas están
sustentadas por cartílago. Algunos organismos tienen un
esqueleto interno compuesto enteramente de cartílago, sin
huesos calcificados, como en el caso de los tiburones. Los huesos
y otras estructuras rígidas están conectadas por
ligamentos y unidas al sistema
muscular a través de tendones.
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